sábado, 23 de noviembre de 2013

I Concurso Infantil Iberoamericano de Relato Breve, Otro Mundo es Posible


Como muchos de ustedes recordarán, el día 6 de Junio se fallaron los premios correspondientes al I Concurso Infantil Iberoamericano de Relato Breve, Otro Mundo es Posible, cuyo objetivo es fomentar entre nuestros jóvenes los valores de solidaridad, tolerancia, no violencia, respeto al medio ambiente, etc., con el ánimo de que favorezcan el desarrollo de sociedades más justas, solidarias, equitativas y pacíficas.
Empezamos aquí la publicación de los relatos ganadores, comenzando por una de las tres menciones de honor concedidas.

De izquierda a derecha: profesora de Lengua, la alumna premiada recibiendo la mención, Rocío Putero, nuestra colaboradora Eugenia Junoy y Silvana Velazco, profesora de Biología.

¿Qué cambió?, yo cambié!

Cuando la profesora de biología mencionó que iba a formar un grupo ecologista con los alumnos que estuvieran interesados, no se cruzó por mi mente participar. Me ponía  excusas como: “Estoy ocupada” o ” Adolescentes no van a cambiar el mundo formando un pequeño grupo”. Eran pensamientos bastante pesimistas, pero mientras la profesora más insistía en este tema, más me interesaba.
El grupo se formó y sus logros se apreciaban. Me preguntaba qué se sentiría formar parte de algo que produciría beneficios para nuestra comunidad, y para el mundo.
Una clase de biología como otras, la profesora se manifestó orgullosa de un logro que encontré muy interesante. El grupo ecologista, constituido por adolescentes de 13 a 17 años, había construido un biodigestor…¡ Que funcionaba realmente!
Encontré este experimento particularmente asombroso, ya que convertía materia orgánica inservible en gas, que se utilizaría, por ejemplo, para la alimentación de una estufa. Fue en esa clase de biología que me di cuenta que ese grupo había llegado para quedarse y que ese biodigestor no iba a ser su único logro.
Admito que envidio sanamente a mis compañeros por tener el coraje de unirse a esta actividad sin saber qué resultados obtendrían. Jóvenes de distintos cursos se conocieron, crearon un logo y  con éste una bandera, experimentaron y, para mi asombro, consiguieron que la municipalidad de Rosario  coloque un contenedor para reciclar envases,  en nuestro colegio.  Este es, un ejemplo de que con un pequeño gesto, como sacrificar las tardes de los jueves para ir a las reuniones de PUNAME (“Por un ambiente mejor”), las cosas pueden cambiar.
Una escuela puede cambiar, una comunidad puede cambiar y de a poco y con esfuerzo y voluntad, el  mundo puede cambiar.
Yo cambio, dando a mis compañeros una pequeña parte del reconocimiento que merecen.

Rocío Putero, alumna de 4to año.
Instituto Fisherton de Educacion Integral.
Rosario, Prov.Santa Fe. República Argentina

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